Plato de cerámica de Talavera. Juan Ruíz de Luna (España 1863-1945). Pintado a mano.
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Plato de cerámica de Talavera. Juan Ruíz de Luna (España 1863-1945). Pintado a mano.

REF 124
$3 500.00
Tema: Macho Cabrío. Medida: 21cm de diámetro.
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Información del producto

Plato de Cerámica de Talavera. Juan Ruíz de Luna (España 1863-1945).

Pintado a mano. Tema: Macho cabrío.

Talavera de la Reina. Spain. Siglo XX. Circa 1910.

Medidas: 21cm de diámetro.


JUAN NOEZ RUÍZ DE LUNA
(Toledo, España 1863 – Talavera de la Reina 1945).
Recuperador e historiador de la cerámica talaverana. Fotógrafo.
Hasta los diecisiete años vivió en su pueblo natal ayudando al mantenimiento de una pequeña industria familiar dedicada a la fabricación de castañuelas. Poco después comenzaría su actividad como pintor decorador junto a sus hermanos de madre, Jerónimo y Emilio Herráiz de Luna, que habían trabajado para San Francisco el Grande de Madrid, afincados ahora en Talavera y cuya prematura muerte en 1885, víctimas del cólera, lo puso en solitario al frente del taller. En torno a esta misma fecha se inició en la fotografía, realizando magníficas colaboraciones en revistas como Castilla, El Castellano Gráfico, Toledo, etc., que aúnan la belleza de las imágenes y el incuestionable valor como documentos gráficos de su época. La relación que entabló con sus proveedores de material, los hermanos Lumière, estuvo a punto de convertirlo en un pionero del cinematógrafo en España, operación que se frustró por no contar con los recursos necesarios.
En 1900 conoció a Enrique Guijo, pintor y ceramista de Triana. Tras unos años de amistad y compenetración, durante los cuales estudiaron intensamente la técnica y los estilos de la lozas talaveranas de los siglos XVI y XVII, visitando museos e iglesias y rastreando en los escasos testares supervivientes, en 1907 resolvieron llevar a cabo su recuperación. Así, propusieron a Emilio Niveiro Gil de Rozas que se uniera al proyecto, como dueño y director de El Carmen, único alfar superviviente en Talavera, que databa de 1849, dedicado a una producción popular, quien no vio claro el negocio. Entonces acudieron al coleccionista y experto de Oropesa, Platón Páramo, al igual que Juan Ramón Ginestal Maroto, propietario de la antigua factoría de paños de la plaza del Pan, donde quedaría ubicada la de cerámica, formando la Sociedad Ruiz de Luna, Guijo y Compañía, el día 8 de septiembre de 1908.
En 1915 se rompió la sociedad y Ruiz de Luna afrontó en solitario las riendas de la empresa, con Francisco Arroyo Santamaría, como director artístico del período más brillante del taller. Sobrino de Ruiz de Luna y discípulo de Guijo, cuya influencia es reconocible en cada uno de sus trabajos, reanudándose así el trasvase mutuo que siempre existió entre Sevilla y Talavera, imprime a este centro un carácter que perdura hasta hoy —ya que fue el maestro de la mayoría de ceramistas talaveranos del siglo XX—, consistente en la fusión de rasgos de ambos, asimilados y desarrollados hasta crear su propio estilo. Es entre 1920 y 1930 cuando la producción alcanza su cénit.

Junto al rescate de unas lozas perdidas, Ruiz de Luna hace de esta cerámica un producto de elite al despreocuparse de su vertiente popular, y no sólo por las series escogidas sino por la calidad de los barros y la perfección técnica y en los diseños, faceta que contó con la colaboración de algunos de los grandes artistas del momento, amigos de la casa. ese mismo ideario condujo a la recreación de unos estilos arquitectónicos que fueron el soporte idóneo par los innumerables paneles de azulejos salidos de Nuestra señora del Prado con destinos como los madrileños sectores de Gran Vía, barrio de Salamanca, paseo de la Castellana y zonas adyacentes, y otros muchos edificios y casas por toda España y haciendas de Cuba. Las vajillas y demás piezas diseñadas para el ajuar de viviendas hicieron gala del mismo nivel de perfección, tanto como las que se destinaron al mobiliario urbano, destacando su intervención en la plaza de España de Sevilla (1929), el metro de Buenos Aires (1930-1934) o las fuentes que dejaron en Argentina (1927 y 1936) y Brasil (1935). También los zócalos y retablos para iglesias como Nuestra Señora del Prado de Talavera de la Reina (1914), San Martín de Valdeiglesias (Madrid, 1924) o Castillo de Bayuela (Toledo, 1924). Algunas de sus obras más notables fueron encargos para edificios oficiales e históricos, como la Casa de Cisneros en Madrid (1912), el Alcázar de Toledo (1923), el Hospital de Valdecillas (Santander, 1923), el Palacio de Pimentel (1935-1940), la Facultad de Letras (1944), ambos de Valladolid, y para establecimientos diversos como la Antigua Farmacia de la Reina Madre, en la Calle Mayor de Madrid, que data de 1578 (1914), el Teatro Victoria de Talavera de la Reina (1913), o la sede de los Seguros La Estrella en Madrid (1917).

En 1942 Juan Ruiz de Luna traspasó de la fábrica a sus hijos, dedicándose desde ese instante a dos proyectos: una monografía acerca de la cerámica de Talavera y la colección de lozas antiguas iniciada muchos años atrás. En un principio la colección de lozas antiguas quedó instalada en el mismo edificio de la fábrica, donde permanece incluso hasta muchos años después de su cierre en 1961 y pese a ser adquirida por la Dirección General de Bellas Artes, Diputación de Toledo y Ayuntamiento de Talavera en 1963. En 1979 se traslada al antiguo edificio del Banco de España, con carácter provisional, en el que la colección estará almacenada hasta su traslado al Convento de San Agustín que definitivamente la acogerá y donde se da forma al Museo Ruiz de Luna, inaugurado en 1996.

Tras su muerte, le fue concedida la Medalla del Trabajo y la Cruz de Alfonso X el Sabio.

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